Calderas de gas para viviendas
Ahora que llega el frío, y lo hará para quedarse durante varios meses, es hora de acondicionar la vivienda de forma adecuada además de eficiente. Por eso, dedicaremos este artículo a hablar sobre las calderas de gas para viviendas como una de las opciones más acertadas.
Te explicaremos los distintos tipos de calderas de gas que se comercializan, sus ventajas, y en qué consisten las tareas de mantenimiento.
Tipos de calderas de gas para viviendas
Para elegir, de manera acertada, la caldera de gas que mejor se adapte a tus circunstancias y necesidades, es indispensable que conozcas los distintos tipos que existen. Así que, veamos…
Dependiendo del sistema de combustión
Dentro de este sistema de funcionamiento, están las…
Calderas de gas Atmosféricas
Este tipo toma el aire necesario para la combustión del gas, de la estancia en la que está instalada. Precisamente este funcionamiento la convierte en menos segura que otros tipos de calderas de gas, por lo que, desde el año 2010 está prohibida su instalación.
Calderas de gas Estancas
Después tenemos las calderas estancas, que son las que tienen la cámara de combustión completamente cerrada y estanca. Esto impide que los gases producidos por la combustión entren en el habitáculo en donde esté instalada.
Por tanto, son mucho más seguras para el uso doméstico.
Dependiendo de su instalación
Calderas de gas de pie
Por un lado tenemos las calderas de pie que, como se puede suponer, van directamente sobre el suelo.
Son de mayor tamaño que las calderas de gas murales, pero también de mayor potencia, por lo que son las que se suelen utilizar en viviendas unifamiliares.
Calderas de gas murales
Y, por otro lado, están las calderas murales que van colgadas en la pared a media altura. De tamaño más reducido que las anteriores.
Éstas son las más comúnmente utilizadas en pisos estándar.
Dependiendo de su funcionamiento y rendimiento
En este segmento encontramos tres clases de calderas de gas para viviendas.
Calderas estancas estándar
Este tipo de calderas, al ser más antiguo que los otros dos que veremos a continuación, se ha visto desbancado al proporcionar una eficiencia energética inferior.
Hasta cierto punto, se podría decir que están, o están empezando a estar, “descatalogadas” desde el punto de vista de la eficiencia.
Calderas de condensación
Su denominación viene precisamente porque condensan los vapores que provienen de la combustión, dentro de la caldera.
Este tipo destaca por las bajas emisiones de dióxido de carbono, así como por su alto rendimiento.
Son calderas de gas son muy recomendables para viviendas que cuenten con radiadores y suelo radiante.
Calderas de bajo NOx
Las calderas de baja emisión de dióxido de carbono, más conocidas como calderas de bajo NOx.
La característica de este tipo de calderas, es que su quemador está refrigerado por agua. Sin embargo, su rendimiento no supera al de las calderas de combustión, estando situado entre los dos tipos anteriores.
Asesoramiento técnico
Independientemente de que conozcas en líneas generales los distintos tipos de calderas de gas para viviendas, necesitarás el asesoramiento de técnicos en la materia que, además, serán quienes te realicen la instalación.
Ésta es otra elección que no deberías hacer a la ligera. Busca una empresa de reconocido prestigio profesional, y de la que puedas obtener referencias. Hemos efectuado, a modo de prueba, una búsqueda en internet y, de entre las mejores opciones a priori, se encuentra https://www.oscagas.es/.
¿Por qué esta empresa y no otra?
Dos de las ventajas que nos han llamado la atención y que nos proporcionan una cierta tranquilidad son:
Por un lado, disponen de un servicio de reparación de 365 días al año, durante las 24 horas del día. Y por otro, cuentan con el “aval” de Gas Natural, habiéndola reconocido como “mejor empresa instaladora del norte de España”.
El mantenimiento de las calderas de gas para viviendas
Una vez elegido el sistema de caldera de gas más adecuado para nosotros, e instalada, tenemos que tener en cuenta otra cosa muy importante: el Mantenimiento.
La realización de un mantenimiento periódico y correcto, conlleva ventajas como una vida útil más larga del equipo, menos averías, mayor eficiencia por tanto más ahorro económico, y menor perjuicio para el medioambiente, entre otras.
En caso de fallos en el funcionamiento, en los que sí es necesaria la intervención de un profesional, hay operaciones de mantenimiento que podemos realizar nosotros mismos, como verás a continuación.
Comprobar todas las conexiones
Al inicio de la temporada de invierno y antes de echar a andar el equipo de calefacción, hay que comprobar que todas las conexiones están en regla evitando, de este modo, un funcionamiento deficiente que podría aumentar el consumo energético o, lo que es peor, provocar una avería.
Por tanto, tenemos que comprobar la conexión eléctrica, las conexiones y tuberías de entrada y salida del agua, así como la conexión del gas.
Presión del circuito
Otra operación que debemos realizar antes de poner en funcionamiento el equipo es comprobar la presión.
La presión de una caldera de gas para viviendas, oscila entre 1,2 y 1,5 bares.
El indicador de la presión se encuentra visible. Además dispone de una llave con la que podemos aumentar o disminuir la presión.
Por tanto, esta operación es tan fácil como comprobar la presión de los neumáticos de un coche.
Purgar los radiadores
También hay que saber que los radiadores acumulan aire por tanto, al menos, una vez al año hay que proceder a eliminar ese aire, lo que se denomina “purgar”.
¿En qué consiste purgar los radiadores?
Se trata de una operación muy simple. Sólo hay que abrir una llave llamada “purgador” y dejar salir el aire.
¿Cómo sabemos cuánto tiempo dejar el purgador abierto?
Al abrirlo oiremos un silbido que durará hasta que se vacíe del todo el aire. Cuando esto ocurra y comiencen a caer algunas gotas de agua, será el momento de cerrar la llave, y ya tendremos a punto los emisores.
Seleccionar la temperatura
La selección de la temperatura óptima es primordial tanto para nuestro bolsillo, como para el medioambiente.
Es preferible mantener durante todo el día una temperatura más baja pero estable. Hay que saber que a partir de los 21º, el consumo aumenta de forma ineficiente por cada grado que subamos.
Estos consejos son suficientes para que disfrutes, de forma eficiente, de la calefacción en tu vivienda a lo largo de los meses de invierno, y durante muchos años.
