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Cosido y encuadernado de libros.
Uno de los oficios artesanales más antiguos es el encuadernado de libros. Lamentablemente, como casi todos los trabajos artesanales, se está perdiendo, siendo sustituido por procesos industriales automatizados que, aún dando el mismo resultado, nada tienen que ver.
Su proceso nos ha parecido de lo más curioso e instructivo, por este motivo, hemos decidido dedicar una serie de artículos al encuadernado de libros.
En este primer artículo, nuestros amigos de trucosymanualidades.com, nos explican en qué consiste y como se lleva a cabo el cosido del libro.
El cosido de los pliegos es la operación que contribuye de una manera decisiva a la consecución del objetivo que nos hemos propuesto: encuadernar un libro. Para ello hemos de disponer de un telar apropiado, cinta o cordel, hilo, aguja y paciencia.
Para llevar a cabo la operación de coser lo que ha de formar el cuerpo del libro es necesario, ante todo, cerciorarse de que los pliegos que lo constituyen están en orden, ya sea consultando los números de las signaturas, ya sea comprobando la numeración de las páginas o echando un vistazo a los corondeles o manchas del lomo de los pliegos.
En el caso que nos ocupa también debemos asegurarnos de que se hayan pegado, según proceso explicado en otro artículo que publicaremos próximamente, las guardas en el primero y en el último pliego.
En el proceso del cosido ocupa el papel principal el telar, que merece una descripción particular. Se trata de un tablero en los extremos del cual hay dos husillos de madera con sus tuercas correspondientes.
En el mencionado tablero, y entre los husillos, hay una ranura por la cual pasan los cordeles o las cintas empleados para encuadernar, los cuales se sujetan por abajo en una especie de pequeño listón y por la parte superior se atan a un travesaño horizontal atravesado por los husillos y que, al ascender o descender por medio de las tuercas, da a las cintas o a los cordeles la tensión necesaria.
Después de tal revisión se coloca el conjunto del libro a la izquierda del telar y de la persona que va a coserlos pero invertido es decir, de manera que el último pliego sea el primero y que la cabeza del libro quede asimismo a la izquierda sobre el banco del telar.
En nuestro caso, como puede apreciarse en la foto inicial de este artículo, el libro se va a coser por tres cintas, las cuales tienen de 60 a 70 cm de longitud y se han fijado a la parte inferior del telar. A continuación se atan a la barra superior de aquél y se tensan mediante las tuercas.
Antes de efectuar esta operación es preciso medir las distancias a que deben colocarse y las que ha de haber entre ellas, las cuales vienen dadas por las señales que se han hecho por el aserrado precedente del dorso de los pliegos. Si en vez de cintas se utilizan cordeles, el procedimiento es casi el mismo.
Cuando se trata de un cosido de pocos pliegos se acostumbra enhebrar la aguja con un hilo cuya longitud sea equivalente al producto del tamaño de los pliegos por su número. De todos modos suele ser engorroso trabajar con hebras demasiado largas, pues el hilo se enreda con facilidad y ello provoca una notable pérdida de tiempo.
En el caso normal se enhebra con un trozo de hilo de la longitud que se desee, o sea la más idónea para trabajar, que se unirá al trozo o trozos siguientes mediante un nudo de tejedor. La manera de efectuarlo se representa en el dibujo superior de esta misma página. El hilo que goza de mayor predicamento entre los profesionales es el de lino crudo.
Con el fin de que no queden bultos que podrían afear el lomo se debe procurar que este nudo quede siempre en la parte interna del pliego y en el espacio comprendido entre dos cintas o cordeles, según el material que se emplee.
Para iniciar el cosido se apoya el último pliego del libro, que se ha colocado a la izquierda del telar en posición invertida, es decir, que este último pliego es el primero que está al alcance del encuadernador, con la guarda colocada del modo ya explicado sobre la bancada del telar.
A continuación se abre el pliego por el centro con la mano izquierda, que se dejará allí y se mantendrá durante todo el cosido, pues en él la mano derecha sostiene y hace trabajar la aguja, mientras la mano izquierda mantiene abiertos los sucesivos pliegos.
El cosido se comienza por la derecha, pasando la aguja por la primera señalo agujero producidos por la sierra y de fuera a dentro.
Después se pasa desde dentro hacia fuera por la segunda señal y se sigue así con los demás agujeros o señales, de modo que el hilo abrace siempre en el lomo del pliego las cintas que se usen.
Al llegar al último agujero o señal, la aguja ha de salir del interior al exterior. Entonces se procede a estirar bien el hilo, pero se dejan unos 10 cm libres del mismo en el punto donde se empezó a coser. Este tipo de cosido recibe el nombre de “a punto seguido».
El acto siguiente consiste en tomar el segundo pliego, que en realidad es el penúltimo del libro y se cose igual que antes, pero de izquierda a derecha. Una vez llegados al punto donde se inició la primera vuelta se anuda entonces con el hilo del primer pliego que se dejó suelto allí.
A continuación se repite lo mismo con el tercer pliego, pero, al llegar al final, en la última señal o agujero, se pasan aguja e hilo por debajo del punto que une el primero y segundo pliegos con lo cual se da comienzo a la denominada cadeneta, cuyo croquis aparece en lo alto de esta página. Esta clase de cosido se denomina <a punto salteado>.
La cadeneta consiste en unir el pliego ya cosido con los anteriores haciendo pasar la aguja entre los dos últimos pliegos ya cosidos y tirando del hilo hasta que el lazo así formado se esconda en el surco que ya se marcó previamente con el serrucho.
El proceso se continúa del mismo modo hasta terminar de coser todos los pliegos del libro, cuidando siempre, al llegar al final de cada uno de ellos, de estirar el hilo y hacer el punto de cadeneta.
Como es natural, con el último pliego, que es el primero del libro, se cose también la escartivana de la guarda.
A continuación se retira el libro del telar y se cortan las cintas o cordeles sobrantes, pero teniendo la precaución de dejar 2 a 3 cm a cada lado del libro cosido. Ya hemos insinuado que, cuando se trabaja con cordel en vez de cinta, el procedimiento es algo diferente pues mientras para hacerlo con la segunda se requieren dos señales, al emplear cordel basta una sola, lo cual motiva que la aguja y el hilo entren y salgan por la misma señal o agujero. Tanto si se trata de cinta como de cordel, este material no se atravesará nunca.
Existe otro método de coser, llamado <a la rústica>, que no requiere telar. Se marcan en los lomos de los pliegos dos surcos (uno a la cabeza y otro al pie) y a continuación se pasa con la mano derecha la aguja enhebrada por el primer surco de la cabeza donde la recoge la mano izquierda, que la lleva hasta el segundo surco y la hace salir hacia fuera, donde vuelve a tomarla la derecha, que tira del hilo hasta que queden fuera, en el extremo, de 2 a 3 cm.
Se toma entonces el segundo pliego y se hace como en el anterior, pero comenzando por el surco inferior; al sacar la aguja se anuda el hilo con el cabo que se dejó suelto. Se sigue operando así hasta el final, pero sin volver a hacer nudos hasta llegar al último pliego, donde se harán dos cadenetas con si penúltimo pliego.
Origen: trucosymanualidades.com