Tarima tipo sauna
Realización de una placa de ducha «tipo sauna» realizada con madera de Sapely maciza.
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El primer paso fue elegir el estilo que quería para la tarima. Escogí hacerla de listones longitudinales macizos, igual que el suelo de las saunas. Además me gustaba cubriendo todo el interior de la ducha, de pared a pared, que limitarla solamente al interior de la placa en sí.
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El segundo paso era elegir la madera apropiada. La elección no fue demasiado complicada. Busqué una madera que no fuese demasiado nerviosa, que fuese lo más estable posible, que soportase bien el estar en continuo contacto con el agua.
Me salieron unos cuantos tipos de maderas. Para seleccionar una entre todas ellas, me decidí por la que fuese más económica y más fácil de encontrar. Mi elección fue el Sapeli. Esta madera, además de ser muy estable, la puedes encontrar en cualquier almacén y carpintería.
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El tercer paso era, ya, trabajar la madera. De un tablón de importantes dimensiones que compré, troceé los listones que me harían falta, así como los travesaños inferiores. Los corté a medida, los cepillé y, a los listones superiores, les maté los cantos con la fresadora.
Para que fuese fácil de quitar, al objeto de poder limpiar la placa de ducha, hice la tarima en dos piezas. Hecho que pasa totalmente desapercibido, ya que los listones superiores (la parte vista) están enteros, los que están cortados por la mitad son los travesaños inferiores. Puedes observarlo en la foto.
Una vez hecho todo esto, presenté toda la estructura, a fin de poder rectificar cualquier fallo antes de haber realizado el barnizado.
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El cuarto paso fue el barnizado. Utilicé barniz de poliuretano de dos componentes (catalizador + barniz) satinado.
No hizo falta teñir la madera, puesto que el sapeli es de color oscuro.
Primero le dí una mano de imprimación. Dejé secar, lijé ligeramente con lana de acero fina. Le limpié el polvo que soltó y procedía a dar tres manos más de acabado (barniz). Entre mano y mano, el proceso era el mismo, lijado y limpiado.
En el barnizado hice especial hincapié en las testas de todas las piezas, ya que es la parte más vulnerable.
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Y el quinto paso y último, fue el montaje de todas las piezas. Fue fácil, las piezas iban atornilladas desde abajo con tirafondos de acero inoxidable.
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La tarima la tengo ya desde hace 7 u 8 años y está como el primer día, a pesar de estar continuamente en contacto con el agua. Es cierto que, la ventaja que tiene es que no está expuesta al sol, en cuyo caso el tratamiento tendría que haber sido distinto.
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