.
Parte I
VETEADOS PRODUCIDOS POR LOS ANILLOS DE CRECIMIENTO Y LA DISTINTA NATURALEZA DE LOS TEJIDOS LEÑOSOS QUE CONSTITUYEN LA MADERA.
.
En cada anillo de crecimiento existen dos formaciones leñosas, cuya diferencia es consecuencia de las condiciones climatológicas de la estación en que se desarrolla el árbol. Así en las maderas de la zona boreal distinguimos la madera de primavera y la madera de verano. Y en las de la zona tropical, la madera de la estación húmeda y de la seca. No obstante, esta diferencia está más marcada en unas familias o géneros que en otros.
Por un lado, tenemos ciertas maderas de frondosas en que los vasos, de gran luz y paredes delgadas de la madera de primavera, se agrupan al principio del anillo de crecimiento, originando lo que se llama anillo poroso.
Por otro, tenemos las maderas de resinosas, en general, en que la madera de verano tiene un marcado color pardo oscuro, mientras la de primavera tiene un color blanco amarillento.
Teniendo en cuenta que el crecimiento anual de los árboles se hace por conos que se superponen unos sobre otros, al cortar el árbol esta disposición puede darnos, según el corte, las siguientes figuras:
En el corte tangencial o la chapa periférica, dará figuras en forma de “U” ó “V” invertidas, secciones de los distintos conos por un plano más o menos paralelo al eje. (ver foto).
En las frondosas de anillos porosos, tales como el castaño, roble, olmo, acacias, fresnos, aparecerá en los bordes de esta U un estriado a manera de flecos, originado precisamente por los vasos de gran luz de esta zona. Este estriado, formado por tejidos más porosos toman mejor los tintes u otros productos químicos que lo harán resaltar. Basándose en esta propiedad se desarrolla el tratamiento del decapado.
En las resinosas aparecerán estas U resaltadas por las líneas oscuras de la madera de verano, entre dos consecutivas más claras para primavera.
Cuando las maderas tienen por sí una coloración apropiada, estas figuras tratadas adecuadamente aumentarán su valor decorativo.
Al efectuar el corte radial u obtener una chapa plana radial, las distintas tonalidades o diferentes estructuras aparecerán de la forma siguiente: en las frondosas a que hemos hecho referencia, una estriación longitudinal y en las resinosas unas líneas oscuras estrechas, correspondientes a la madera de verano, entre las que se intercalarían otras más claras y generalmente más anchas correspondiendo con la madera de primavera. En las especies tropicales este efecto se produce por las estaciones seca y húmeda.
Ahora bien, en un corte hecho al azar podrán existir secciones más o menos radiales o tangenciales, lo que originará que aparezcan mezclados los dos tipos de figuras, que pueden en algunos casos resaltar el valor decorativo de la pieza o disminuirlo. Por eso en el tratamiento para maderas decorativas la elección de un tipo adecuado de despieces es muy importante.
Por el contrario, las especies que no presentan marcado contraste entre la madera de verano y primavera o aquellas en que sus poros se distribuyen uniformemente a todo lo ancho del anillo, no nos darán figuras en los cortes reseñados anteriormente. Tal es el caso de las maderas de haya, aliso, abedules, entre las frondosas; y las de abetos entre las resinosas.
Por otra parte, en sentido transversal al eje del árbol existen los radios leñosos. Estos se encuentran colocados radialmente. En una sección radial aparecerán de forma transversal al sentido de la fibra y en su corte longitudinal. Por el contrario, en la tangencial, aparecerán igualmente transversales a la fibra, pero en su corte transversal. Si estos son de grandes dimensiones, especialmente con respecto a su anchura y altura, como sucede en la encina, alcornoque y roble, y la coloración es distinta a los tejidos circundantes, o de pequeña altura y grosor, pero igualmente de distinto color que el resto de los tejidos, aparecerán en la sección tangencial como un rayado oscuro: roble, encina, etc., o como un punteado de trazos más o menos largos. En la sección radial aparecerán más brillantes las secciones longitudinales de los radios, dando los clásicos espejuelos o mallado, altos y marcados en el roble y los más finos y pequeños del haya y plátano, ambos bastante apreciados como elementos decorativos.
Cuando el límite de los anillos de crecimiento, por cualquier causa, es ondulado o anormal, se presentan, aún en las resinosas figuras de gran valor decorativo.
Finalmente, la existencia del parénquima, cuando esté marcado de forma continua y más o menos ondulado, como sucede en el olmo, se presenta entonces en la sección tangencial entre los anillos de crecimiento un zigzag blanco debido al color más claro del mismo.
.