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Parte II
FIGURAS PRODUCIDAS POR FORMAS IRREGULARES DE LA FIBRAS
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Hasta aquí hemos supuesto que la fibra de la madera era, como normalmente lo es, recta. Es decir, que la fibra sigue más o menos la dirección del eje del tronco del árbol.
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1) Fibra entrelazada.
La fibra revirada no suele producir figuras decorativas. No obstante, en ciertas especies, como el Embero, Samanguila, etc., la dirección de la fibra cambia a intervalos más o menos regulares. En éstos, por capas sucesivas más o menos regulares, la inclinación de las fibras es primero dextrógira y luego levógira, para volver a ser levógira, con pendientes aproximadamente iguales. Cada orientación de las fibras comprende un determinado número de capas, es decir, un cierto número de años, para volver al cabo del mismo periodo a la inclinación anterior. Las madera en las que se invierte a intervalos fijos la inclinación de las fibras de llaman madera de fibras entrelazadas. En ellas la luz reflejada en cada una de las capas lo hace con un ángulo de incidencia distinto y por consiguiente cada una de estas capas tendrá un brillo distinto.
Una capa cortada radialmente presentará, pues, franjas más claras y otras más oscuras, que alternarán su brillo al cambiar su ángulo de orientación respecto a la incidencia de la luz.
Otras veces las fibras no sólo están dispuestas en hélices, sino que se producen dentro de estas ondulaciones. Entonces las chapas radiales presentan listas que se entrecruzan o cortan y que se extienden en longitudes variables en el sentido de la fibra. Si las longitudes de estas listas son de 30 cm. o más, se llaman jaspeados, en el caso contrario se llaman piel de corzo o nacarado.
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2) Fibra ondulada.
Algunas veces la fibra, aunque conservando la dirección del eje del árbol, se ondula, bien en el plano tangencial, bien en el plano radial.
Cuando las ondulaciones de la fibra se efectúan a derecha o a izquierda de la dirección de aquellas, se obtienen en despiece radial los ondulados o rizos que dan origen a lo que se llama moqueta. Igual que sucedería en el caso del alistonado, la luz incide sobre las distintas capas, en este caso horizontales, con distinto ángulo, dando origen a irisaciones.
Esto se produce corrientemente en el arce y en las caobas, tanto americanas como africanas, y no es raro encontrarlo en algunos chopos y eucaliptus rostrata.
Cuando el ondulado de la fibra es adelante o atrás de la dirección del eje del árbol, la fibra, de características análogas a las del caso anterior, se producen en la sección tangencial del tronco.
Ambas figuras se caracterizan por la apariencia de zonas elevadas y deprimidas, aunque sus superficies estén perfectamente pulidas y planas.
Una particularidad de este tipo de fibras lo constituye el arce jaspeado, que se obtiene de piezas seleccionadas de ciertas especies, generalmente procedente de plantaciones lineales. Otras veces a este tipo de fibras, que pudiéramos considerar como un arrugado de la fibra, se produce en la inserción de ramas gruesas. Las aparentes elevaciones y depresiones producidas no enlazan entre sí. Una pieza que posea esta clase de fibras, cortada según una sección tangencial, produce una de las figuras más bonitas y apreciadas, debido al juego producido en su superficie por la luz.
Este tipo de arce, descubierto y bautizado con el nombre QUILTED por P.J. Landry, no presenta según las observaciones efectuadas por su descubridor, este tipo de fibras en toda la circunferencia del árbol, extendiéndose más en el sentido longitudinal que en el transversal. En los arces de tronco recto y de anillos excéntricos, su existencia queda reducida al costado de mayor crecimiento. En los árboles curvos se presenta generalmente en las pates cóncavas y en los arboles aplastados en los bordes estrechos. La especie que lo presenta más corrientemente es el Hacer macrophyllum, Pusch.
Las distorsiones locales de las fibras son las que originan el llamado ojo de perdiz, que se presenta igualmente con cierta frecuencia en los arces.
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